miércoles, 25 de noviembre de 2009

"Cambia, todo cambia..."

Decir que la vida es un ciclo, es decir una cosa bastante obvia... y decir que todos los días comenzamos y cerramos ciclos, también. Lo que no es muy obvio, es la actitud con la que enfrentamos estos cambios... Supongo que depende de la importancia que le damos nuestros ciclos y del impacto que tiene sobre nosotros el hecho de que algunos lleguen a su fin.
Este último tiempo, ha sido para mi, un tiempo de cierre, vale decir que me ha tocado cerrar ciertos ciclos, algunos de manera intencional y pre-meditada, otros de una manera un tanto más "sobre la marcha"...
Hoy he decidido cerrar un par más, entre los que se encuentra este blog, que me ha dado (ni más ni menos) que la posibilidad de animarme a mostrar lo que escribo. Este espacio fue la primer expansión de mis escritos, hacia un círculo más amplio que el de mis afectos. Acá me animé, no solo a escribir, sino a decir lo que pensaba... me animé a sacar del cajón todas esas cosas que había guardadas y me impulsé a seguir y a ir un poquito más lejos. Me obligué a tener una cierta constancia, unas veces más estricta y otras un poco más "relajada". Lo usé de catarsis, lo usé para decir cosas (a veces dirigidas, otras al aire), lo usé para conocer gente, conocí personas muy lindas que estaban en la misma que yo, me enganché con historias increíbles que no podía dejar de leer... lo disfruté, mucho, de verdad... pero hoy necesito cambiar, renovarme, darle un giro a todo esto.
No me voy a alejar del mundillo blogger, simplemente, porque me encanta, pero si voy a empezar algo nuevo. Me siento diferente y necesito hacer algo diferente, voy a seguir escribiendo y publicando en un espacio que comience desde cero y que sea el reflejo de lo que necesito decir hoy.
Durante este tiempo me han pasado cosas que indefectiblemente me han afectado y modificado, cosas por las que necesito una vuelta de página y me parece que tomar este tipo de decisiones, me puede ayudar a verlas desde otra perspectiva adornada por la lejanía.
Este blog ha formado parte de una etapa que de a poco, iré dejando atrás... una etapa que se irá quedando en el pasado por una cuestión sana y natural. Algún día, quizás sin darme cuenta, los recuerdos solo se harán presentes con el objetivo de evocarlos y ya no vendrán a tocarme la puerta en todo momento... y de repente, sin proponermelo, estaré viviendo un tiempo nuevo.

Muchas gracias a todos los que han pasado por acá... y a los bloggeros más allegados: pronto tendrán noticias mías, les mando la nueva dirección vía mail...

Abrazos!!!! Julia.


sábado, 7 de noviembre de 2009

VENGO VINIENDO...

Hoy me he levantado pensando en la trascendencia que tienen las fotografías, en la cantidad de cosas que significan y en lo mucho que puede flashear uno mirándolas. Las fotos, representan para cada persona, un montón de sensaciones y tienen la capacidad de hacernos revivir instantáneamente ese momento, ese preciso momento en que fueron tomadas. Cuando vemos una foto no solo el pensamiento se mueve, el cuerpo presente se paraliza, para dar paso a aquel cuerpo, ese que vemos ahí, receptor de un montón de estímulos que ese día nos hicieron sentir de una manera determinada, y en algunos casos, irrepetible. Es increíble como uno, puede volver a ese rincón del tiempo y experimentar por unos minutos, lo mismo que experimentó ahí… vuelven los olores, los sonidos, el estado de ánimo, las compañías y por supuesto, los recuerdos.
Últimamente he estado desempolvando viejos álbumes (de cuando todavía las fotos tenían que ser reveladas para poder verlas), algunos añejísimos, otros no tanto… Me parece que lo he hecho buscando cierto reparo, que a veces se encuentra en una imagen que retrató un tiempo hermoso y la nostalgia hace sus movidas y nos lleva a desear volver; y otras veces lo retratado implica un impacto poco feliz, que nos conduce a darle a la vida que llevamos hoy, el valor (jaja...) que se merece.
Ayer estuve en la casa de mi abuela Gloria, la mamá de mi papá y sin que yo le dijera nada, como si supiera que ando mirando para atrás, trajo una caja llena de fotos en blanco y negro (del tiempo del ñaupa). Fotos de ella cuando era una niña, fotos de sus hermanos, fotos de su adolescencia, fotos de su casamiento, fotos sus hijos cuando eran chiquitos, fotos de mi papá… Como ya lo he mencionado en otra ocasión, mi abuela perdió a su hijo y yo a mi viejo, así que imagínense el quilombo sentimental que se armó!! Me empezó a contar historias increíbles, de cuando era un nene, me habló de su carácter, de sus amigos, de lo que le gustaba, de lo que no, de las cagadas que se mandaba, de las cosas que le habían causado gracia, de su miedo a la oscuridad, de las veces que se cruzó a la cama grande por un trueno, de los golpes en la bici nueva, del día que volvió embarrado hasta las orejas, del día en que se empezó a comer las uñas… ella hablaba y yo mientras, seguía mirando las fotos que me ayudaban a armar las escenas que ella me describía.
Mi viejo, en ese entonces un nenito, salía siempre contento en las fotos, en todas estaba riéndose, alegre, pícaro, lleno de vida, con un camino recientemente empezado y con muchos años por delante, e ignorando (obviamente) que ese camino no iba a ser nada fácil y que los años por delante no serían tantos.
Mi papá fue un tipo buenazo, un grande con una mirada poderosa y un corazón gigante… pero postergó o fue dejando en el camino, muchas cosas inconclusas… cosas que tenía ganas de hacer, cosas que le iban a hacer bien, cosas que por un motivo u otro, fue tirando para adelante (el famoso “mañana o el mes que viene, o el año que viene”) y sin reparar en esto de que “nadie tiene la vida asegurada”, se quedaron él y sus proyectos en la mitad del camino…
Si bien uno no puede manejar ese tipo de cosas, hay otras que solo dependen de nosotros mismos…. Yo no quiero que me pase lo mismo y he decido ponerme en movimiento para lograrlo...


jueves, 22 de octubre de 2009

TAN CHIQUITO Y TAN GRANDE............

Tengo un compañero incondicional… es espejo, eco, reflejo y motor de reflexión. Me ha enseñado, entre tantas cosas, a conocer mi capacidad de amar y de temer. Su aparición en mi vida, marca un antes y un después, e inevitablemente desde ese momento, las cosas tienen otro color.

Dueño de miradas sostenidas e inigualables, de caricias oportunas, de palabras sorprendentes y de gestos cálidos. Encanto, miel y sabiduría pura. Inocencia incorruptible, frases contundentes, correctos pedidos. Pensamientos simples, llenos de esperanza. Sus ojos le dan al mundo un sentido diferente, lleno de luz y de vida. El barrio es un lugar de encuentros, la calle una cancha de fútbol y la pelota el mejor nexo. No existe el tiempo perdido, la lluvia no lo detiene, el barro le apasiona y dentro de veinte años, el olor al pasto mojado será el mejor vehículo hacia los recuerdos. Grandeza, magia, oportunidades únicas que se aprovechan sin temor a nada. El fracaso no tiene nombre, el miedo se va con un abrazo y el llanto dura un suspiro. Los golpes son en las rodillas, los dolores se calman si los cubro con mis manos, y el vaso está siempre lleno, no importa desde donde se lo mire. Los enojos se olvidan rápido, hoy es otro día y el mañana llega después, cuando tiene que llegar. La vida es vida hoy… ¿Para qué anticiparse? Se emociona con pequeñas cosas, la espontaneidad es una virtud y la transparencia es un principio. Las promesas son promesas y si no se cumplen, agarrate Catalina. Siempre al pie del cañón, si me ve triste, seguro sale con alguna ocurrencia que me levanta el ánimo.

Me hace reír, me hace enojar; le enseño, me enseña; a veces me equivoco, otras veces no; me cuestiono, me cuestiona; me da las buenas noches, le doy el beso para que sueñe con los angelitos; me acompaña a dónde sea, yo debería hacer lo mismo…. Es dura la tarea, un trabajo constante, diario, de pensamiento y acción, pero es lo más grande que me pasó en la vida… y de a poco se ha convertido en mi mejor maestro, en un guía excelente…

Tan chiquitito y tan grande… parece cosa de cuentos.

El 22 de noviembre es nuestro aniversario: él cumple 9 años de vida y yo, 9 años de ser mamá……….


Para el Fran.....


miércoles, 23 de septiembre de 2009

"FALTA DE COMUNICACIÓN"

Que difícil es encontrar los códigos justos para entendernos con nuestros pares. Pocas son las personas a las que no hace falta explicarles demasiado las cosas. Hay momentos en los que la comunicación con el otro se torna tan trunca, que uno termina optando por dejar la conversación a medias, porque el desgaste de energía se vuelve enorme, y a sabiendas de que no se llegará a ninguna parte, seguir insistiendo es inútil y agobiante. ¿Será que no nos entienden o qué no sabemos explicarnos? ¿Será que algunas veces el afecto nos juega en contra? ¿Cuál es el motivo que da origen a éstas diferencias de puntos de vista que no encuentran un solo lugar en común? A veces pareciera que no conocemos a la persona que tenemos en frente, a pesar de que, paradójicamente, quizás hemos crecido a su lado o compartimos desde hace años nuestra vida. No existe una ecuación perfecta que nos permita establecer un parámetro. A veces esta falta de comunicación se debe a cuestiones generacionales, o de género o simplemente a diferencias de contexto o experiencias de vida. Es muy difícil ponerse en el lugar del otro cuando creemos que NO estamos equivocados, que tenemos la posta y que no existe otra forma de proceder más que la propia. Y no estoy hablando de persuadir a la otra persona hasta convencerla de que está equivocada, solo estoy hablando de que nos escuche para comprender nuestra perspectiva, lo cual NO siempre implica que acuerde con ella. Solo se trata de (insisto), ponerse en el lugar del otro con todo lo que eso significa, teniendo en cuenta su forma de ser, sus necesidades, su contexto y todo lo que conozcamos de su vida, pasada y actual.
En mi caso particular, no me molesta tanto (y digo “tanto”, porque me hago cargo de que soy testaruda) el hecho de que alguien no esté de acuerdo conmigo, como el hecho de que solo se preocupe por hacer un decálogo de procedimientos sin siquiera detenerse un minuto a pensar en lo que estoy diciendo.
Hay gente que discute para ganar y se siente sumamente satisfecha cuando se le otorga el “privilegio” de la razón; cuando en realidad, el verdadero objetivo de una discusión, debería ser entender las posiciones que se plantean y reflexionar sobre ellas… estar de acuerdo, es otra historia, y al fin y al cabo, no podemos disentir con algo que no hemos comprendido y reflexionado, mucho menos con algo que ni siquiera hemos tenido la delicadeza de escuchar. ¿Cuántas veces hemos sentido que hablamos con un bloque de cemento?
¿Y cuántas veces hemos sido ese bloque? ¿Tan difícil es salirnos de nosotros mismos para comprender una realidad que no es la propia? ¿Tan difícil es pensar que las diferencias que el otro pueda tener con nosotros, no necesariamente son errores? ¿Tan difícil es ver que lo que nosotros haríamos de una forma, el otro tal vez lo haga de otra manera y eso no implica que se esté equivocando? ¿Tan difícil es pensar en que quizás los equivocados somos nosotros por ser incapaces de escuchar o tratar de comprender lo que están tratando de decirnos? A veces parecemos gallitos ciegos (o sordos) que opinamos sobre los demás con una percepción de su realidad, tan esquizofrenica como inexacta. Hay que ser un poquitito más cautos a la hora de hablar, porque ese que está parado enfrente, escuchando nuestro sermón, tiene una vida particular y diferente, piensa y siente de acuerdo a eso y a lo que le ha tocado vivir, y probablemente se sienta un pelotudo atómico e impotente, frente a nuestra verborragia desatinada, sordera sostenida y falta de reflexión.
En este mundo estamos para dar y para recibir, para enseñar y para aprender, para escuchar y ser escuchados, para hablar y para callarnos cuando sea necesario… pero fundamentalmente estamos en este mundo para decidir que hacer con nuestras vidas, por eso seamos cautelosos y no pretendamos quitarle al otro el derecho que tiene sobre sí mismo, y a la hora de opinar hagámoslo con afecto, porque es el único camino para llegar a esa persona, que seguramente no es ninguna boluda, y sabrá tomar de nuestras palabras lo mejor.

martes, 1 de septiembre de 2009

NUESTROS ABUELOS

Desaparecida en acción (y en des-acción también), vuelvo cada tanto a escribir.
La nueva, es que estoy cuidando a mi abuela. Acaba de tener una de esas cosas que le agarran a nuestros viejitos y necesita ayuda para hacer algunas actividades, por eso, ahi estoy yo para hacer lo que debo.
Supongo que voy a tener varias anécdotas que contar en este tiempo, porque estar con los abuelos todos los días, puede ser muuuuuuuuy interesante. Algunas veces te queman la cabeza y te dan ganas de matarlos, otras te cagas de la risa y otras, te arrepentís de no haber hecho ésto antes.
Nuestros viejitos son, entre otras cosas, un montón de historias para contar. No al pedo tienen ochenta y pico de años, y ponerlos a hablar de su pasado puede resultar muy entretenido, sobre todo si son buenos narradores, como es el caso de Gloria, mi abuela.
La vieja, es la hermana mayor de cinco hermanos y la única que todavía pisa tierra firme. Viuda dos veces y madre de dos hijas y un hijo (mi viejo), a quien perdimos hace 6 años. Ya con esos datos, podrán deducir que no ha tenido una vida fácil. Desde muy joven tuvo que pelearla sola, porque si bien estaba casada con el padre de sus hijos, mi abuelo, el viejo era bastante particular y esa es una historia que les voy a contar en otra oportunidad. A lo que quiero llegar ahora, es a contarles, que a pesar de que las cosas a veces no resultaron como ella esperaba, la vieja siguió firme como un roble y se bancó las adversidades de la vida como una duquesa... siempre para adelante.
A mi me resulta muy difícil de entender como es que hoy, después de haber pasado por las cosas que pasó, está tan llena de ganas de vivir. Y lo digo realmente asombrada, porque creo que yo no me lo hubiera bancado de la misma manera. Hoy, y teniendo en cuenta de que me quejo por tantas pelotudeces, escuchar las historias de mi abuela, me hace acordar a esas películas requetecontra dramáticas o al menos me hace sentir lo mismo que siento cuando las miro: son historias tan lejanas a la realidad que vivo, que me da la impresión de que son inventadas, de que no pudieron ocurrir de verdad, porque de ser así... ¿Cómo mierda se lo bancó???? Y llego a la humilde conclusión de que soy una maricona, una pendeja (cada vez más grandecita) que más de una vez se queja de lleno y que, a diferencia de mi abuela, la vida no me ha cacheteado tanto. Las trompadas de la vida son las que te hacen apreciarla, porque empezas a comprender y a valorar los buenos momentos. Disfrutas lo que tenés que disfrutar y lloras lo que tenés que llorar, ni más ni menos. Problemas son los que tenés que resolver y no los que te esforzas por inventar; los que te sorprenden de verdad y te obligan a moverte; problemas son los que te llevan a límites insospechados y te empujan a salir adelante... Esa clase de problemas son los que hicieron de mi abuela, una mujer con ganas de seguir viva y un ejemplo a seguir.
Sepan disculpar mi fanatismo, pero esta mujer me parece una especie en extinción digna de ser aprendida, porque no hay día en el que una palabra de afecto o una broma, no le cambie el mal humor con el que se levantó; porque está dispuesta a recibir los cambios y aprende a convivir en paz con ellos; porque se esfuerza por estar siempre mejor; porque pocas cosas la han tirado a llorar en una cama días y días; porque te pinta la mejor cuando le pedís un consejo; y porque con 82 años, todavía sale a caminar sin rumbo alguno, solo por disfrutar del día y viaja 600 km al mes, en colectivo, para visitar a sus hijas.
He dicho...

lunes, 3 de agosto de 2009

"CRUZADA CONTRA EL HIPO"

Como no tengo ni media ganas de escribir este tiempo, pero tampoco quiero desaparecer tanto, hoy voy a contarles algo, que a mí me resultó interesante, jajajaja...
Todos sabemos lo molesto que puede llegar a ser el maldito Hipo... el hip!! hip!! suele llegar en momentos muuuuuy inoportunos y no se va así como así. Hay mil recetas con las que hemos intentado combatirlo, pero el muy guacho, se resiste a desistir en innumerables ocasiones.
Hace poco, hablando de ésto mismo con una amiga, me contó algo sumamente desconocido para mí y muy difícil de creer. Me dijo, que noches anteriores se había juntado en su casa con unos amigos y que a uno de ellos le había dado un molestísimo ataque de Hipo. Todos intentaron hacerle hacer cosas tales como: "No respires por 30 segundos", "Toma agua con el vaso al revés", "Buuuu""" (un susto), pero nada dio resultado. Desde un asiento, alejada de la situación, una de las chicas que ahí estaban (novia de uno de los chicos, no muy conocida por el grupo) propuso lo siguiente:

- Mirá - dijo despreocupada - en donde yo vivo, para matar al Hipo le preguntamos al que lo está sufriendo, "¿Qué sale de la chimenea?", el otro contesta "Humo" y se le pasa.

Todos, incluso el "hipero", la miraron escépticos y más de uno pensó que estaba loca, pero como ya habían probado de todo y el Hipo persistía, hicieron la prueba:

- A ver, dale, preguntame.
- ¿Qué sale de la chimenea?
- Humo - respondió el damnificado.

Pasó un segundo, dos, diez, treinta, dos minutos.............. El Hipo desapareció por completo y durante toooooda la noche!!!!!!!

Cuando mi amiga me lo contó, yo me cagué de la risa muuuuuuuuy descreída del asunto, hasta que dos horas después, el Hipo me atacó a mí. La miré, le hice una seña referente, entendió y me preguntó:

- ¿Qué sale de la chimenea?

Respondí y adivinen!!! Se me fue el Hipo mágicamente!!!!!!!!!! así, se lo contamos a mi novio, que tampoco creyó mucho en el asunto, hasta que una tarde que estábamos juntos lo probó y de nuevo........ Se le fue el Hipo!!!!!!!!!!!

Gente: lo hemos probado en otras personas, inclusive en niños, un gastroenterólogo también lo probó y funciona de verdad!!!!!!!! Nadie ha podido explicarnos todavía el por qué, pero funcionar, funciona.

Prueben y dejen sus comentarios y experiencias, porque estamos haciendo un relevamiento de los casos positivos ( muuuuuuuuy al pedo estamos), ya que si son más las veces que da resultado que las que no, quizás, hemos encontrado la solución para este problema del orrrrrrrrrrrrrrrrr.... Besos!!!!

Dejen sus experiencias aquí o en julia.scarone@gmail.com

Funciona!!!!!!!!!! Funciona!!!!!!!!!!!

jueves, 16 de julio de 2009

Cuando no hay ganas de escribir... que bueno que existe Youtube

Toy vagíiiiiiiiiiiisima para escribir, por lo que, sin más, aquí les dejo ésto que me pareció bueniiiiiiiiiiiiiiiisimo!!!! Espero que no se enoje la loca de mierda por haberla publicado en mi blog...

VÉANLO AQUIIIIIIIII!!!!

jueves, 2 de julio de 2009

CONSEJOS ÚTILES PARA EVITAR LA GRIPE PORCINA

1) Desinfecte bien sus manos con alcohol en gel… y si no tiene utilice estas variantes: PERFUMES (si es Carolina Herrera, mejor… no utilice imitaciones), RON (Bacardi, las otras marcas matan solo un 60% de los bichos) o FLUÍDO MANCHESTER con un toquecito de LAVANDINA (los deja bien muertos).

2) No de besos a otras personas… en lo posible, ni siquiera se bese a sí mismo.

3) Estornude hacia abajo… los bichos son absorbidos por la tierra.

4) No le preste el pañuelo a su compañero de trabajo, por más que tenga solo una “usadita” (tan solo un moco, puede ser mortal).

5) Si se tapa un absceso de tos con la mano y luego toca un elemento, arrójelo inmediatamente por la ventana (antes fíjese que no venga nadie, alguien puede resultar lastimado). Si el elemento está empotrado en algún lado, arránquelo como sea y si no puede solo, pida ayuda (nuestros agentes están dispuestos a socorrerlo las 24 hs del día)

6) Para comunicarse con las personas de su entorno, utilice Facebook y ofrézcaselo a quienes no tengan una cuenta abierta (es el medio más seguro, rápido y confiable!!!).

7) Si va a un Ciber, rocíe con lavandina sillas, mesa y computadora, incluyendo: mouse, teclado, pantalla y CPU (el virus se propaga rápidamente en la red).

8) Si está en un lugar público mantenga la boca cerrada y si se le dificulta respirar porque sufre de adenoides, respire dentro de una bolsa previamente desinfectada hasta que se le pongan los labios “moraditos” (ahí, ya debe retirarse a su casa y respirar con libertad o consultar a un especialista).

9) No use barbijos porque pueden estar infectados por la persona que se lo vendió (si es coreano… PEOR!!!).

10) Si vive en zonas rurales, chancho que vea, mátelo!!! (Definición de CHANCHO: Mamífero paquidermo de cuerpo pesado y rechoncho, piel generalmente rosada o parda con fuertes cerdas, cabeza grande, hocico chato y casi cilíndrico, grandes orejas caídas, patas cortas, y cola pequeña y delgada; es doméstico y se cría en granjas. Su vecina no está incluida en esta definición, si la mata… aténgase a las consecuencias, nosotros no nos hacemos cargo).

11) Si tiene escalofríos, dolores musculares o fiebre… empiece a rezar, porque está en el horno.

12) No se tome el alcohol en gel, produce acidez.

13) Si por casualidad cumple los años en los próximos dos meses, evite reuniones y festeje en la primavera, o avise el día y la hora a un par de amigos e inicie una sesión de SKYPE, en la que todos podrán charlar y reír como si estuvieran en casa!!!!

14) En la semana de la dulzura, regale una golosina por un barbijo previamente esterilizado (si no, ahórrese la plata y no engorde las cuentas bancarias de ARCOR).

15) Lleve una tirita de ajo en la cartera (espanta las malas ondas).

miércoles, 1 de julio de 2009

Semana de exámenes

Como para hacer acto de presencia, escribo hoy que la pasada y ésta, han sido semanas de puuuuuuuuuro estudio. Lo bueno es que dio sus frutos y me fue bien!!! Quedé hecha mierrrrrrrrrrrrrrr, porque había perdido el entrenamiento y no me acordaba de lo esssssssssstresante que es rendir exámenes, por Dio'!!!! Ahora yastá, tiempo de relax...
Ya volveré a escribir alguito... saludos!!

martes, 16 de junio de 2009

¿De qué hablamos cuando hablamos de tiempo?

Yo me imagino a un tipo de unos, 43 años, trajeado, correcto, con facciones rígidas, peinadito con gomina (que antigüedad… Gomina!!!!!), rayita al costado, que siempre camina delante nuestro y procura no ser alcanzado. Inmutable con su portafolios marca Acme (siempre a punto de explotar), parece en constante potencia de desbandarse pero pocas veces lo hace. Buen tipo ciertas temporadas, otras un canalla que apela a su inteligencia y a nuestra maldita manía de ver las cosas a través del filtro de la desdicha, para divertirse con nosotros mostrándonos la vida desde el podio de los estragos que genera su paso. Habría que bajarle el copete a este señorito inglés, porque más de una vez se lo ha visto de parranda, despeinado, abandonando sus puestos de trabajo, alcoholizado y bajo los efectos de estupefacientes que esperan por ser legalizados. Existe un innumerable número de fotografías que se han publicado en los medios, en donde el muy guacho destila un dejo de humanidad, sólo cuando se relaja y nos da una tregua. Vale decir entonces, que podríamos pensar en él, como un simple funcionario del destino, un pobre empleado sin decisión, que cobra su sueldo por cumplir la tarea de mortificar a todas aquellas personas para las cuales, el transcurso de los minutos tiene un peso incalculado. No obstante, el hecho de ser un simple trabajador que recibe órdenes, no lo exime de toda culpa, ya que más de una vez se pasa de la raya, hace abuso de autoridad y le mete condimentos propios a determinadas situaciones, que empeoran considerablemente, el estado mental de los damnificados. Deberíamos ser menos flojos, menos dramáticos, pero se ve que llevamos un alto grado de novela en la sangre y así, tendemos al fatalismo del que se agarra el Sr. Tiempo para complicarnos la existencia. Encima, este tipo tiene experiencia y es un gran observador, hace de su trabajo un arte y de cada persona, un nuevo desafío. A algunos los agarra por el lado de la vejez, las arrugas, la flaccidez y todo eso; a otros, por el lado de las metas no alcanzadas o por alcanzar; a otros, por la permanencia en determinados contextos que pretendían ser pasajeros y se tornaron eternos; a otros, por la añoranza de épocas pasadas; a otros, por la espera de un futuro mejor; y así, tiene para hacer dulce, porque todos en algún punto, lo tomamos como referencia para conducirnos en la vida. Si no nos falta, nos sobra; si no nos corre, lo corremos; si no lo buscamos aparece, si lo buscamos se escabulle; si deseamos que pase rápido, se queda vilmente, si deseamos que pase lento, se va a la mierda… habría que verlo desde otro punto y preguntarnos quién juega con quién, porque releyendo esto, el mismísimo tiempo podría pensar que lo estamos tomando para la chacota, con este síndrome de “gatas floras” del que somos felices poseedores.
Tal vez si, tal vez habría que dar vuelta las cosas, dejar de tirarle la culpa al Tiempo y chusmearnos un poquito más adentro para conocer la verdadera verdura.
Después de todo, quizás el Tiempo sea solo tiempo y que pase sin pena ni gloria o no, no depende de él, sino de nosotros… he dicho!!

jueves, 28 de mayo de 2009

Palabras mías. Sobre “Una vida sin celular: una vida de tragedia”

Vengo viniendo medio meada por un elefante, porque no se están dando las cosas como me gustaría, sino exactamente al revés, ni siquiera se aproximan a lo deseado, pero bue… Tanto laboral, académica y un que otro “mente” más, las “cosas” están tomando el rumbo que se les canta sin siquiera pedirme permiso o al menos darme aviso (como para que la sorpresa no me tome tannnnnnn por sorpresa). “Todo toma su curso natural”, dicen los que saben. El tema es que lo natural en este caso es una cagada y me queda preguntarme una y otra vez, que es lo que tendré que aprender de todo ésto, porque si bien “unos nacen con estrellas y otros estrellados”, me niego a entregarme de lleno a ese proverbio consolador y me sostengo pensando que definitivamente detrás de toda esta coyuntura hay más que una simple cizaña de la vida o un designio del destino o un karma de nacimiento (joder!!). Además, “a mi nadie me va a decir como he venido a nacer o que tengo que hacer!!!! Nadie me va a venir a decir con que karma cargo y con cual no!!! Nadieeeeeeeeeee!!!!”. Bueno, quizás no tan así, pero como ya dije, me niego a quedarme en el molde, reposando en las escrituras del futuro, cosmos o quieran llamarlo. Cuando uno atraviesa estos momentos, tiene que plantearse que es lo que está haciendo mal o qué es lo que tiene que aprender. Estos momentos sirven mucho para conocerse, para saber hasta donde se es capaz de llegar, cuáles son los límites, cuál es el “poder” de regeneración, cuál es el tope… el fondo. No es tarea fácil ni placentera, porque a veces nos encontramos con que ahí tampoco las cosas salen como lo teníamos pensado, pero valen todos los intentos.
Bueno, como introducción ya es suficiente… vamos al grano. Además de todo eso, ayer me vengo a quedar sin celular: el muy guacho no tuvo mejor idea que morirse justo ahora…. Justo ahora!!!!!! De repente, se le piantó el moño y se le quedó la mente en blanco (mente = pantalla). ¿Y eso que significa? Que no puedo hacer otra cosa más que recibir llamados (y no sé hasta cuando, porque como viene el muy HdP, en cualquier momento se clava del todo). Me mandan mensajes (lo sé por el “tin-tin-tin-tin”) y no los puedo leer, mucho menos contestarlos; me llaman y no veo quien es (o sea que si es alguien que no quiero atender, atiendo igual); si necesito llamar a alguien (podría hacerlo del fijo), no puedo porque tengo todos los teléfonos en esa agenda de mierda que me resulta prácticamente vital; me quedé sin alarma despertadora (voy a tener que comprar un reloj, finalmente); sin recordatorios de cumpleaños, turnos al dentista o fechas de examen (suenan uno detrás del otro y tengo que andar adivinando); me quedé sin calendario, sin música, sin fotos, sin el ring tone de Homero eructando que divierte a mis amigos cuando empiezan a decaer las fiestas… en fin, mi vida se transformó en una tragedia griega y todo por un celular del demonio (posta que para mí lo inventó Lucifer para cagarse de risa en nuestras caras). ¿Cuándo fue que me hice tan dependiente de ese aparatito? ¿Cuándo fue que mi vida se redujo a ese objeto inanimado de tamaño reducido? No lo sé, y hoy estoy cayendo en la cuenta de lo que esta porqueriíta representa para mí… “El hombre domina a la máquina”. ¿Qué???????? ¿Quién fue???? ¿Quién dijo semejante estupidez???? Esa frase ha quedado obsoleta, seguro que quien la dijo no tenía celular y no conocía las bondades del mismo. Qué microondas, ni que microondas… no hay electrodoméstico que le llegue siquiera, a los talones, porque en materia de facilitar la vida, el celular no tiene parangón.
Ahora sí que se me puso difícil… sin celular estoy frita.
Y eso que “ a mí nadie me hace sentir frita!!!! Nadie se me rie en la cara!!!! Nadie me levanta la manoooooooo!!! Nadieeeeeeeeeeeeeeeee!!!!!!!!!”.


P/D: Sin la ayuda de mi cuñado mayor, este post no habría existido: Gracias… Totales!!! Jejejejeje…

domingo, 17 de mayo de 2009

HOY ME TOCA A MÍ (de nuevo)… Palabras mías sobre “Los domingos sirven para que uno reviente como un sapo”.

Los domingos sirven para que uno reviente como un sapo y lo digo literalmente.
No sé como se reventarán los sapos (no tuve la dicha de ver a ninguno), pero me imagino que los estados a los que uno llega en determinados domingos, debe asemejarse bastante. La “reventada” puede ser producto de alguna causa particular, de la combinación de dos o más, o de la confluencia de todas.
Para empezar a enumerar, voy a hablar de la más común: COMER COMO ANIMALES todo tipo de alimentos (nocivos en su mayoría) hasta quedar inmóviles, panza para arriba y listos para esperar la muerte (que si viniera a buscarnos, necesitaría una grúa para remolcar semejante bola de kilos). Acostumbrados a una alimentación precaria durante la semana (arroz, fideos, panchos y pizza), muy poco elaborada, repetitiva, escasa y a las apuradas, los domingos en familia son concebidos como una revancha. Las madres, tías o abuelas nos esperan con banquetes desproporcionados en cantidad y calidad, con una variedad de ensueño y decididas a emplear cualquier tipo de artilugio si venimos cortos de hambre (no aceptan un “no” ni por casualidad). Entre frases como: “Nena, proba ésto y ésto y esto”, “Comeeeeeeeeeeete el último pedacito” o “Te hice la comida que tanto te gusta”, vamos de una fuente a la otra como si se tratara de un torneo con postas, y en el que obviamente, gana el que pasa por todas, aún cuando en las últimas, ya le cuesta respirar. Solo está permitido tomar gaseosa, razón por la cual la hinchazón se hace cada vez más y máaaaaaaaas pronunciada. Ni mencionar los mates que vienen después, acompañados de alguna/s torta/s y las sobras del almuerzo que exterminamos a la noche en nuestras respectivas casas.
Otra causa de “reventón”, está directamente relacionada con la característica propia de los domingos: SON UN BAJÓN. No solamente se puede reventar físicamente, emocionalmente… también!!! No sé cual será el origen de ésto, pero el séptimo día es tristíiiiiiiiiisimo y si estamos en invierno, peor!!! Encima en la tele no hay nada bueno para ver, te da fiaca salir a visitar amigos, dormís siestas eternas (varias durante el día), te ponés a rememorar viejas épocas con canciones nostalgiosas (porque uno es masoka masoka), te pinta la angustia oral y seguís comiendo… se te hace laaaaaaaaaaargo el día y terminas reventándote la cabeza contra la pared porque no te queda otra, es el paso obligado.
Otra: si saliste la noche anterior y el domingo te agarró en tu casa con RESACA y SOLO, sin nadie que te haga un miserable tesito o te de apoyo logístico mientras te desarmás en el baño… eso si que es feo. Te dormís con el mundo patas para arriba y te despertás igual, tomás coraje (solo coraje, porque ni agua podés tomar) y repasás en tu cabeza el recorrido que hay de la cama hasta el baño, dándote fuerzas y pensando que “Vos podés, vos podés”. Te sentás (ya es un gran paso), aguantás un rato ahí viendo que onda, bajás las piernas y el frío del piso apura los trámites, salís corriendo al baño y llegás jugadísimo. Puede que toda esa serie de acciones no te salga de una, pero es normal e intentás no desmoralizarte ante los emprendimientos fallidos. Volvés a la cama arranstrándote, transpiración a full y frío, mucho frío (sudor helado, ay ay ay ay), te metés de nuevo entre las sábanas, pero solo por unos instantes, porque vas a repetir el recorrido tantas veces como sea necesario y usualmente la cantidad no baja de las 6 o 7. Mientras tanto, despotricás contra el domingo, la cerveza, el fernet, la soledad, el Alikal que no funciona, el Biletan Encimático que te olvidaste de tomar la noche anterior, contra el frío, contra el calor, contra la soledad de nuevo y así te pasas un domingo del demonio, postrado en la cama y pensando como coño vas a hacer al día siguiente para ir a laburar.

Los domingos solo sirven para que uno reviente como un sapo. Alguien tendría que haberle avisado al “fierita” que en el séptimo día uno no descansa, sino que se cansa más que cualquier otro día de la semana, porque se la pasa tejiendo melancolías en medio de una oralidad desaforada.
Ante sala de los lunes, post sábados de furia, el domingo sirve para que reventemos como sapos, habrá que cuidarse de no salpicar…………tanto.

miércoles, 6 de mayo de 2009

HOY ME TOCA A MÍ… Palabras mías. Sobre “Lo que escribimos cuando se nos acaban las ideas”.

¿Y qué hacemos cuando se nos acaban las ideas? ¿Cuándo no tenemos siquiera una pequeñísima chispa encendida? Nada... no hacemos NA-DA... o al menos no hacemos nada que involucre las palabras creatividad, imaginación o artístico. Y cuando digo creatividad, no hablo de reemplazar la pimienta por el pimentón; y cuando digo imaginación, no hablo de cambiar los muebles de lugar; y cuando digo artístico no hablo de analizar un partido de fútbol... sin ánimos de desmerecer, no? Hablo de escribir una frase RE- LOCA, entendés??? (uhhhhhhhhhhhhhhhhh) (uhhhhhhhhhhhhhhhhhhh) (uhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh)... (uh)
No, hablando en serio, es una cagada cuando quiero escribir algo “y no se me ocurre nada, entonces agarro la cuchara, el tenedor, el cuchillo, y me pongo a cocinar” (a lo Piti… uhhhhhhhh), solo que en mi caso agarro la cuchara, la taza, el azúcar, y me hago un café (doble, uhhhhhhhhh uhhhhhhhhhhhh). Doy vueltas, leo boludeces, llamo a mi mamá que se preocupa por mi nariz congestionada pensando que me dio la Gripe Porcina (o Cochina), me prendo un cigarrillo como si eso fuera a encenderme la inspiración (y en realidad solo enciende mi aspiración/humo), me siento en la compu, me paro de vuelta, voy a la heladera, me como un huevo de pascuas viejo yo solita, me da dolor de panza, me tomo un Alikal efervescente (es lo único que tengo), me liquido un litro de jugo de manzanas (para sacarme el mal gusto), me dan ganas de ir al baño (la manzana es diurética), me saco un granito al frente del espejo (debe haber sido el huevo de pascuas), me veo el flequillo largo, busco el teléfono de mi peluquero, no lo encuentro, agarro la tijera, me lo corto, me hago un desastre, cruzo al kiosco, compro invisibles, trato de enmendar lo que hice, no hay caso, vuelvo a buscar el teléfono del peluquero, no lo encuentro, llamo a una amiga estudiante de peluquería, no está en la ciudad, llamo al 110, me dan el teléfono del peluquero, lo llamo, no tiene turno hasta la semana que viene, me deprimo (el flequillo es un esperpento y parezco Chirolita), le escribo un mensaje a mi hermana (es lo único que puedo escribir) para que venga a tomar mate (le meto más al estómago), viene mi hermana, tomamos mates, comemos facturas (sigo siguiendo), se va, me vuelvo a sentar en la compu (con la ilusión de que se me prenda la lamparita), empiezo un renglón, no me gusta, lo borro, empiezo otro y otro y otro y así estoy como dos horas, voy a comprar verduras para hacerme una tarta, vuelvo, no tengo ganas de cocinar, me armo un sándwich de tomate y queso, prendo la radio, están hablando de la Gripe Cochina, empiezo a estornudar sin parar, apago la radio, dejo de estornudar, me conecto al Messenger, chateo con un primo que no veo desde hace años, no se que más preguntarle, le digo que estoy ocupada (escribiendo), le miento, me desconecto, agarro un libro de Feng Shui (me lo regalaron hace dos años y nunca lo leí), cambio de lugar algunos cuadros, armonizo el ambiente (uhhhhhhhh), me concentro (uhhhhhhhh), me desconcentro rápido, evalúo mi nivel de atención, es bajo, me prendo otro cigarrillo, empiezo a toser, lo apago, juego al solitario, pierdo, vuelvo a jugar, vuelvo a perder, pienso en el amor (afortunada en el juego no soy... uhhhhhhhh, loco), juego otra vez, gano, vuelvo a pensar en el amor, sigo empecinada en escribir, abro un archivo de Word nuevo, lo guardo en Mis documentos bajo el nombre de “Uhhhhhhhhh” (no se me ocurre nada más acertado), miro la pantalla en blanco, escribo dos renglones, no me gustan, los borro, escribo otros dos, también los borro, escribo cuatro, cinco, seis, doce, quince, veinte, muchos, termino de escribir, pude escribir algo (por fin), hago un repaso para ver la gramática, leo todo desde el comienzo, el texto empieza así:
“¿Y qué hacemos cuando se nos acaban las ideas? ¿Cuándo no tenemos siquiera una pequeñísima chispa encendida? Nada… no hacemos NA-DA…”.

jueves, 23 de abril de 2009

Palabras de Lucas. Sobre “La amistad entre Leticia y yo” (Parte 2)

VER PARTE 1

Vi como se iba, cabizbaja y haciendo un gran esfuerzo para no darse vuelta hacia donde yo me había quedado. Creo que sospechaba el desconcierto que acababa de provocarme, a pesar de mis intentos para que ella no lo notara. Me hice el duro con el objetivo de que se fuera un poco más tranquila, pero me parece que no dio mucho resultado.No soy muy buen actor y cuando algo me pone triste, enseguida se me nota y mucho. Ésto me había dejado impactado, no me lo esperaba para nada, pero lo que menos me esperaba era este dolor punzante que se hacía cada vez más grande.
Me fui corriendo a la casa de Rodrigo. Tenía la necesidad de contarle a alguien que Leticia se iba lejos. En el camino sentí que la cabeza me iba a explotar, caminaba lo más rápido que podía, no veía las horas de llegar y nunca sentí tan largo el trayecto como ese día. Me acordaba de Leticia llorando, diciéndome que me iba a extrañar como si no nos fuéramos a ver nunca más, mirándome con los ojos llenos de miedo… Que groso lo que puede hacer la amistad: tan seguro te sentís cuando te acompaña y tan débil cuando sabes que se va. Por otro lado trataba de calmarme pensando que no íbamos a perder el contacto, que ahora hay mail, celulares, mensajes de texto… pero no pasaba nada, che, y cada vez me sentía peor, porque sabía que iba extrañar mucho verla. Iba a extrañar nuestras juntadas de charlas a la noche, las idas al cine, a los boliches, todo iba a extrañar… Que groso, che… que amistad.
Llegué a la casa de Rodrigo y se ve que me notó tan mal, que enseguida me llevó al fondo del patio para que pudiéramos hablar tranquilos.

-Lucas, qué te pasó, viejo. Parece que te hubiera pasado un camión por encima.
-Uh, no sabes, estoy hecho mierda.

Y me largué a llorar como un nene, como cuando me robaron la bicicleta en segundo grado. No podía decir una palabra, quería empezar a hablar pero no me salía nada. Cuando lograba calmarme un poco, se me venía todo a la cabeza y de nuevo me saltaban las lágrimas, estaba descontrolado.

-Pará, boludo, me estás asustando… decime que te pasó, por Dios. ¿Se murió alguien? ¿Algo con tus viejos, alguna enfermedad grave?

Yo solamente movía la cabeza para responder las preguntas, era lo único que me salía para dejar un poco más tranquilo a Rodrigo.

-Hablá, Lucas, por Dios… ¿Qué mierda te puso así?
-Aguantá, aguantá, ya me va a salir (entre llantos y como pude)
-No te entiendo un sorete, pará de llorar, por favor.

Finalmente apelé a no sé qué y pude tranquilizarme un poco… creo que me cansé de llorar.

-Es Leticia…
-¿Qué pasa con Leti? ¿Le pasó algo grave?
-No, no… Se va a vivir a Bariloche.
-Puta madre, Lucas, me hiciste re cagar en las patas, boludo.
-¿Qué? ¿Te parece poco?
-No, poco no. Me parece raro que te pongas así, que te desesperes tanto. ¿Qué onda?
-¿Qué onda con qué?
-¿Y, qué onda con Leti? Yo sé que son re amigos, ¿pero es para ponerse así? ¿No será mucho? Si total no se van a dejar de hablar.
-…
-Mmmmm… Me parece que la mano va por otro lado y yo ya te lo había dicho… hace mucho tiempo que te lo dije.
-¿Qué?
-¿Qué? Hacete el boludo ahora. Vos no estás así porque se te va una amiga...
-Que no! No empieces de nuevo, no seas novela.
-Ah, ahora yo soy el novela… Vos sos el que se comió a Andrea del Boca y está llorando como un pelotudo desde hace una hora, eh? Que me decís novela.
-Bueno, qué querés? Es mi amiga… y se vá.
-Que amiga ni que amiga, no me chamuyes a mí. Se va el amor de tu vida… boludo, boludo… ¿Cuántas veces te lo dije? Ay, que boludo que sos, por Dios.
-Pará con eso.
-Que pará con eso?? No paro nada, porque soy tu amigo y te lo tengo que decir: hacete cargo, viejo, hacete cargo de una vez.
-…
-…deciselo, decile que estás hasta las bolas con ella… además ella está igual que vos y a eso también te lo dije ya.
-…
-¿Me vas a decir que no te diste cuenta?
-…
-Y si no te dite cuenta… ¿Te vas a quedar con la duda?
-Puta madre, puta madre… ¿Y ahora que hago?
-Anda y decile, boludo… ¿Cuándo se va?
-En quince días…
-Bueno, andá y decile ahora… ¿O vas a esperar a que se esté subiendo al auto, se lo vas a gritar y después te vas a cortar las venas? Deciselo ya y viví a pleno estos quince días con ella...
-…
-¿Qué me mirás así? Andá!! Chau!! Volá de acá!!

Me fui corriendo a buscarla, no me alcanzaban las piernas para ir más rápido, Carl Lewis, un poroto al lado mío. Que groso Rodrigo, finalmente tenía razón.
En el camino le escribí un mensaje a Leti: “Tengo que hablar con vos urgente”, y ella me respondió enseguida: “Yo también”.

miércoles, 15 de abril de 2009

HOY ME TOCA A MÍ… Palabras mías. Sobre “Lo que pasa cuando la vida nos sorprende (una vez más)”.

Sigo “siguiendo” con ganas de hablar yo. Aquí estoy una vez más, un tanto impactada y vengo a hacer terapia en este ciber espacio.
Es impresionante la manera en que el destino, un día y sin aviso, nos pone en el camino una situación que cambia por completo la visión que tenemos de nuestro andar cotidiano. Un hecho, solo un hecho, de repente hace que todo comience a tener otro sentido. Lo conocido, inminentemente se transforma con la proliferación de nuevas interpretaciones que desestabilizan el entorno que nos rodea. Nos sentimos diferentes, raros, ajenos, frente a aquello que ayer nos proveía comodidad. El silencio que supimos asimilar con tranquilidad, comienza a tener otras connotaciones. ¿Y todo por qué? Porque un hecho, solo un hecho, ha cambiado nuestra perspectiva y todo tiene ahora otro significado y otro impacto. Obviamente, la magnitud de ESE hecho debe ser lo suficientemente grande como para provocar tremendo desbarajuste, no obstante, sigue siendo un hecho y solo un hecho. El tema es, que a estas “sorpresas” de la vida, uno no se acostumbra nunca, sobre todo, si el impacto a primera vista es nocivo. Supongo que porque todo re-acomodamiento que se produce en nuestra realidad, implica un cierto grado de desorientación propio de cualquier imprevisto. Cuesta adaptarse a las nuevas estructuras, es un trabajo de hormiga que lleva su tiempo y pone en juego un alto grado de energía. También es cierto, que de estas cosas uno aprende y descubre nuevos rasgos de la propia personalidad dormidos hasta el momento. Cada situación tiene un lado positivo y uno negativo, que se dejan ver cuando uno puede sustraerse mínimamente: lo positivo es que, para adelante, las pequeñas cosas comienzan a tener un valor enorme; lo negativo es todo lo que no ha podido ser frente a la aparición de este hecho en particular.
Nos vamos poniendo grandes (por cierto, que difícil es ser grande… ja) y eso se nota en el cuerpo. De repente caemos en la cuenta de que tenemos que cuidar la “maquina”, comenzamos a tener miedos nuevos de los que no teníamos ni noticias 10 años atrás, la cabeza se pone endeble, se nos bajan las defensas y tenemos que esforzarnos el doble para no caer en pensamientos corruptores. Necesitamos el apoyo incondicional de los afectos, necesitamos más compañía que la de costumbre y de un momento para el otro, volvemos a sentirnos como un bebé de pecho, desprovistos de la facultad para resolver ciertas cosas en soledad y buscamos con urgencia un par de brazos en los cuales alojarnos para descansar seguros. ¿Qué paradoja, no? Mientras más grandes, más pequeños.
Una vez más, habrá que ponerle al mal tiempo buena cara, apelar al ser positivo que la naturaleza nos ha dado, para atraer buenos pensamientos que nos lleven a buen puerto.
Que catastrófica he sonado hoy... y todo por una indigestión!!! Y bue, por ahí me pinta la novela…

Desde aquí les saluda: Grecia Colmenares!!!

viernes, 3 de abril de 2009

HOY ME TOCA A MÍ... Palabras mías. Sobre “Pequeñas definiciones que forman parte de mi diccionario”

Últimamente se me está complicando ésto de escribir semanalmente. Las razones: por un lado, a veces no se de qué mierda hablar; por el otro, a veces me dan ganas de hablar de todo. Hoy es uno de esos días en los que la segunda opción se hace presente, por lo que he decidido enunciar un par de opiniones sobre algunos aspectos de la vida cotidiana que considero importantes. Ahí van:

EL PERDÓN: cuando alguien se manda una cagada con otra persona, una de las resultantes posteriores es el PEDIDO de PERDÓN, tarea que facilita la asimilación de la culpa que se genera cuando agraviamos a alguien. Aclaremos algo: el PERDÓN no es un aliciente para el agraviado, sino para el autor del agravio; es decir, que el PERDÓN es un mecanismo que utiliza la persona que se la mandó para sentirse mejor y libre de culpas (por eso a veces los “Perdoname” son repetidos una y otra vez hasta conseguir - por cansancio, tal vez- el “Está bien, te perdono”), pero en realidad al agraviado, creo que no le sirve demasiado. Por esto, cuando a mi me ha tocado ser la que recibe el pedido de perdón, mi respuesta varias veces ha sido: “No me pidas perdón, el perdón no es para que yo me sienta mejor, es para que vos te sientas mejor. Lo hecho, hecho está y lo óptimo hubiera sido que no te hubieses mandado nunca esa cagada”.

LA MENTIRA: que boludés cuando te dicen que OMITIR no es MENTIR. Resulta que hay personas no mienten,sino que omiten “pequeños” detalles, porque no los consideran importantes. Bah… con ese verso a otro lado. La realidad es que con este tipo de cosas o con mentiritas “blancas e inofensivas”, la confianza en las relaciones se desgasta. No importa el tamaño de la mentira, importa que igual es mentira y la deducción que nos queda al alcance de la mano es: Si ante situaciones pavas el primer recurso en el que piensan es una “mentirita piadosa”… ¿Qué podemos esperar que hagan si se mandan una cagada de verdad?

LOS CELOS: que cagada los CELOS, no??? Y que cagada aún mayor, son los análisis introspectivos que vienen detrás. Los celos implican inseguridades propias y la mayoría de las veces están basados en situaciones imaginarias y supuestos. Es increíble la capacidad que poseemos para armarnos un largometraje a partir de pequeños “indicios”, que rara vez se condicen con la realidad paralela que hemos inventado. ¿No les ha pasado que se armaron un peliculón en la cabeza que después, no tenía nada que ver con la verdadera verdura y terminaron haciendo el papel de tontos? A mi si… jaja. Es muy gracioso, como a veces creemos tener una capacidad detectivesca que al final acaba por ser un fiasco.
Claro que, habrá quienes dieron en la tecla, lo cual significa que los celos estaban bien fundados, pero me parece que la mayoría de las veces son fantasmas producto de inseguridades propias con impulsos perversos.

EL AFECTO: me parece que este sentimiento está tan devaluado actualmente, que se ha convertido en una mercancía perfectamente transferible. La capacidad de desarrollarlo auténticamente está disminuida y en vez de repartirlo, lo vamos transfiriendo de una persona a la otra (si lo repartimos, quizás no nos alcance para todos?). “Hoy te quiero a vos, pero si mañana se me pianta el moño, te quito el afecto que te tengo y lo pongo en otra persona”. En consecuencia, las relaciones se vuelven cada vez menos comprometidas (afectivamente hablando) y más endebles, finitas. Me parece que cada vez son menos las relaciones sinceras que perduran en el tiempo, esas en las que el afecto es tan fuerte que cobra vida propia. Esas en las que el bienestar del otro importa más que el nuestro y esas en las que sufrir es consecuencia del nivel de compromiso, y sin embargo, el impacto en el alma nunca deja de ser positivo.


Bueno, con posibilidades de ahondar alguna vez en alguno de estos conceptos, he dicho lo que he dicho. Hasta la próxima lista…

Julia.

domingo, 29 de marzo de 2009

Palabras de Lucas. Sobre “La amistad entre Leticia y yo” (Parte 1)


Nunca tuve la necesidad de hablar de Leticia… hasta hoy.
A Leti la conozco desde que se mudó al lado de mi casa y de eso ya hace 7 años, o sea que la primera vez que hablamos teníamos tan solo 10 años cada uno. Apenas la vi me quedé impactado: era hermosa, simpática y le gustaba jugar al fútbol con nosotros (los chicos del barrio). Estuve enamorado de ella hasta que empezamos la secundaria, pero nunca le dije nada. Después fue pasando el tiempo, y no sé por qué, me cayó mejor la idea de ser amigos. De a poco, ese enamoramiento se convirtió en una amistad de esas que no abundan y hasta el día de hoy, somos culo y camisa. Nos contamos todo, tenemos los mismos gustos musicales, vamos al cine, charlamos hasta altas horas de la madrugada, somos re compañeros y nos divertimos mucho juntos. Desde que dejó de gustarme, yo la vi más como un amigo que como una amiga, porque ella me entiende todo, puedo hablar de cualquier cosa, hasta le he contado situaciones con otras minas y siempre ha sabido encontrar las palabras justas y los silencios más oportunos; hasta diría que entre nosotros no hay secretos. A ella le pasa lo mismo conmigo. No tiene vergüenza de decirme nada: yo sé cuándo le viene, que toallitas usa o si tiene dolor de ovarios, qué chico le gusta, a qué amiga no soporta y todas esas cosas que se dicen entre chicas. Está buenísimo, porque es como una hermana, pero piola. La cuestión es que desde entonces, hemos sido inseparables, a tal punto que más de una vez, la gente nos ha preguntado si éramos novios. “Si fuéramos novios no nos llevaríamos tan bien”, respondemos cagándonos de risa, orgullosos de nuestra amistad.
Hoy a la tarde, me fue a buscar a mi casa y yo no estaba. Cuando llegué, mi mamá me dijo que había venido y le había dicho que tenía que verme si o si para contarme algo importante, así que me fui a su casa a ver que quería. Llegué y la encontré triste.

-Eh, que caripela… ¿Qué te pasa, nena?
-Ay, Lucas, no sabes… Tengo algo que contarte – me dijo casi llorando.
-Eh, para tanto es?
-Si, para tanto, ya vas a ver.
-Bueno, dejá de dar vueltas y contáme.
-Me voy… me tengo que mudar.
-Uh, nena… me hiciste cagar en las patas… Bueno, no es nada de otro mundo… No será la primera ni la última vez.
-No, es que no entendés… No nos vamos a ver más.
-Uh, pero que exagerada que sos. Dejáte de joder… no nos veremos así, de toque, pero si nos vamos a ver, Leti… esta ciudad tampoco es tan grande.
-Es que me voy de la ciudad, Lucas…
-…
-Me voy a vivir a Bariloche.
-Ah…
-¿Viste? Viste que no era una boludés…
-…
-Mi papá consiguió un trabajo groso allá y por eso nos tenemos que ir…
-¿Cuándo te vas?
-El mes que viene.
-El mes que viene??? Pero faltan 2 semanas para el mes que viene…
-Ya sé…

Se largó a llorar como una nena y la abracé.

-Te voy a extrañar mucho… - me dijo y siguió llorando.
-Yo también… - le dije, mientras se me llenaba el culo de preguntas.

sábado, 21 de marzo de 2009

Palabras de Noelis. Sobre “La importancia de ABRIR y CERRAR”


Desde que tengo uso de razón, he sido una persona a la que le cuesta tomar iniciativas. En mis 60 años vividos, he pensado en emprender ciertos desafíos (algunos grandes, otros más pequeños) y ahí me he quedado: en el deseo de hacerlo. Y si alguna vez los he realizado, seguramente no he llegado a finalizarlos, he perdido el envión prontamente y los he abandonado a mitad de camino, pero ese es otro tema. Para mí, la cuestión de empezar cosas y terminarlas, es vital para la autoestima de los seres humanos, porque nos da la pauta de todo lo que somos capaces de hacer o deshacer (revertir o cambiar algo, también es un emprendimiento, muy difícil, por cierto). En la medida que nos proponemos pequeñas o grandes metas, y logramos llevarlas a cabo, nos redescubrimos y encontramos en nosotros, facetas que ni siquiera nos imaginábamos tener. Es sumamente alentador reconocernos aptos para lograr hacer las cosas que tenemos ganas de hacer, esas que nos movilizan y nos ayudan a definir quienes somos, que queremos y que esperamos de la vida y de nosotros mismos. No obstante, nuestras expectativas son tan aliadas como enemigas de aquello que hemos imaginado y proyectado sobre nuestro futuro. Por esta razón, yo creo que debemos plantearnos perspectivas a la altura de las circunstancias reales, pero con el grado de esperanza que se merecen.
Una vez encaminados (léase: empezando el camino), nos restan las tareas de continuidad, concreción y finalización de lo emprendido, y cuando digo emprendido me refiero a: gimnasia, cursos de… algo, cambios de conducta, relaciones de pareja, todo un abanico que varía (obvio) en relación a los gustos de cada persona. En mi caso, estas tres tareas posteriores, también cuestan mucho. Soy sumamente inconstante, hasta para la simple ingesta de medicamentos, nunca cumplo las indicaciones al pie de la letra y tampoco termino los tratamientos. He comenzado cursos de cocina, repostería, pilates, bordado, pintura, flauta dulce, mecanografía, maquillaje, computación, artes marciales y podría seguir enumerando, pero es muy decepcionante porque fui a dos clases de cada uno y dejé. A propósito de la lista, que la tengo bien estudiada (pues no es la primera vez que la recito), me he preguntado el porqué de tanta deserción y he llegado a la triste conclusión de que en realidad no sé lo quiero, por ende no sé lo que busco y por ende (también) lo que encuentro me aburre rápidamente. El panorama es aún más desalentador, ya que la falta de constancia es producto de un desconcierto interno en el que comencé a reparar siendo ya una vieja chota. Yo sé que “mejor tarde que nunca”, pero ese es un “consuelo de muchos, consuelo de tontos”, y encima todavía ni puedo decir “mejor pájaro en mano que cien volando”, porque no he cazado ninguno. Tengo 60 años, una crisis adolescente y mañas de la tercera edad… Tengo insomnio, kilos de más, una conciencia que no me da respiro, soy culposa, desordenada, prejuiciosa y mal pensada, desconfiada, poco afectuosa, rezongona y mal humorada… ¿Qué más se puede pedir?
Lo bueno de ésto, es que por lo menos sé algo, lo que me estaría faltando es la enumeración de mis aspectos positivos. Será momento de “empezar” a revolver en mis adentros para ver lo que encuentro… ¿Será ese mi primer gran desafío? Bueno, ya tengo un nuevo emprendimiento: descubrir cómo soy en otros planos… espero no desertar… a ver que tal me va?

miércoles, 18 de marzo de 2009

REANUDANDO ACTIVIDADES RUTINARIAS (PUAJ!!!!)

Lamentablemente ya estoy de regreso y he tenido que poner en funcionamiento mi instinto de supervivencia más que otras veces, lo cual es bueno pero agotador. Es bueno, porque me impulsa al movimiento y agotador, porque el movimiento agota, ja.
La cuestión es que este es uno de los tantos momentos en los que la vida, pone a prueba nuestras habilidades para salir adelante, no porque esté para atrás, sino porque debo seguir avanzando. Los tiempos críticos nos ponen en la obligación de tomar desiciones que, en la comodidad de una rutina asegurada, cuesta tomar. El efecto anestésico de lo seguro, de lo que sabemos que está ahí y no se moverá, se pasa paulatinamente a medida que uno va cayendo en la cuenta de que todo ha cambiado indefectiblemente. Por suerte hay cosas que se mantienen (los afectos) y nos ayudan a no desmoronarnos, nos meten pilas y nos insitan (a veces con poco tacto, pero con mayor eficacia quizás) a buscar lo que realmente queremos.
Bue... en vista de la situación planteada, este es un regreso laborioso e intrigante. Veremos con el tiempo que es lo que trae consigo y si puedo encontrar lo que estoy buscando.
Me cansé de escribir. Mañana retomo la dinámica de este blog, hoy posteo así... Y que? Ja... Un abrazo.

Julia.

miércoles, 11 de marzo de 2009

CERRADO POR VACACIONES

Gracias a Dios... Bah, gracias a mis ahorros y a mi estado de desempleo, estoy de vacaciones!!!!! Me vine a pasar unos días al mar en compañia de hijo y novio y la verdad, la estoy pasando de lujo...
Que lindo fenómeno el de las vacaciones, no? UNO SE OLVIDA DE TODO... en el mismisimo instante en que uno pisa tierras vacacionales, todo lo rutinario se vuelve una masa memoriosa sin forma determinada (por suerte) y ni hablar del momento en que pisa las arenas de la playa, de repente y con un grado de magia en aumento, uno se olvida hasta de quien es. Vale decir entonces, que al tocar alegres las aguas turbulentas del mar que nos espera, todos al unísono nos preguntamos: ¿Quien soy?, y la respuesta es: No lo sé... Joya!!!
¿Hay alguien a quien no le pase esto?
Post escueto el de hoy, que tiene por fin una fugáz aparición (todavía estoy en las pistas) y un deseo de que por una vez en la vida me toque a mi ser la envidiada... Nos vemos la semana que viene en mi rol habitual... Julia.

martes, 3 de marzo de 2009

HOY ME TOCA A MÍ... Palabras de Julia. Sobre “La crisis de… los 30?”.


Ayer, en una charla suculenta con mi vieja, surgió un tema que viene siendo el protagonista de varias conversaciones con mi novio, amigos, amigas y entorno en general. Un tema al que mi mamá caratuló: “La crisis de los 30”. Hasta ayer, yo no le había puesto nombre o título alguno, simplemente pensaba que dadas las circunstancias de mi vida (independientemente del tema “edad”), era perfectamente lógica mi debacle mental. Pero luego de analizar los datos existentes, comencé a caer en la cuenta, de que las personas con las que compartí recientemente experiencias y opiniones de vida parecidas a las mías (léase: “la vida es una cagada”, “estamos en la lona”, “no sé para donde disparar”, entre otras), estaban (al igual que yo) acercándose a la tercera década o acababan de cumplirla. Llámese casualidad o coincidencia, verdad o consecuencia, la realidad era esa (hasta con rima me salió). La cuestión es que, la pregunta “vedette” de dichas conversaciones fue, básicamente y para sintetizar la idea: “¿Qué será de la vida?” (frase textual de mi novio que me parece, resuelve por completo la unión de los conceptos tratados). Pregunta a la cuál, por supuesto, no sabemos como coño responder… ete aquí el núcleo del huracán. Mi vieja sostuvo, a lo largo de la tertulia, que definitivamente el desasosiego rotundo, estaba directamente vinculado a la edad, porque (cito textual, o casi) “socialmente, lo que se espera, a nivel inconciente de parte ustedes y conciente de nuestra parte, es que a los 30, no estén todavía buscando el camino a seguir, sino que lo hayan encontrado y estén caminándolo seguros y cómodos”. “No te olvides”, me dijo, “que en nuestros tiempos, a los 30, ya estábamos recibidos, con un trabajo estable y bien pago, casados, con hijos (2 por lo menos) y en planes de comprar una casa propia… Eso, es un estigma que marca tu generación y que no los beneficia para nada. Los modelos que han tenido, no se parecen en lo absoluto a los que están reproduciendo, y quieras o no, generan este tipo de crisis en los chicos de tu edad… Es una cagada, pero es así; tanto ustedes como nosotros esperamos definiciones que si no se producen, se sienten como un fracaso”. La verdad, creo que tiene razón y digo creo porque últimamente no estoy en condiciones de afirmar muchas cosas. Quizás, el peso de los años y el balance el pos de los resultados, son una carga que todavía no hemos aprendido a llevar. No digo que todo este tiempo hemos estado de paseo por la vida, porque en mi caso particular he aprendido muchas cosas que considero como logros, pero honestamente, hay asuntos coyunturales que para una mayor tranquilidad me encantaría tener resueltos y no los tengo. Mi vida hoy, en muchos aspectos, es un gran signo de interrogación. Hace dos días, por dar un ejemplo, se me terminó un contrato de trabajo de tres meses, y si bien estaba previsto que así fuera, mi incertidumbre radica en lo que no estaba previsto, y eso es: TODO lo que suceda a partir de AHORA, comenzando YA! ¿Qué vas a hacer? Paso. ¿Cómo te vas a mantener? Paso. ¿Te vas a recibir? Paso. ¿Dónde vas a vivir? Paso. ¿Vas a buscar otro trabajo? Paso. ¿Tenés alguna cosa en claro????? Paaaaaaaaaaaaaaaaaaaasooooooooooooooooooooo!!!!! Y ahí, sin vaselina y precedido de un “mi más sentido pésame” irónico, Silvio Soldán te dice:
- “Perrrrrrrdiste chiquita!!! No pasaste el ping pong de preguntas y respuestas!!! No podes acceder a la llave que abre el cofre de la felicidad!!!”
La cagada es que, en “Feliz domingo para la juventud”, te perdías un viaje a Bariloche y a los 18; acá te perdés el viaje a un futuro seguro y a los 30.
Pero bue, habrá que achicar el pánico, supongo que debo contemplar la prontitud de los hechos y puesto que acabo de caer al vacío, no sucumbir en malos pensamientos. Tendré que hacer lo posible por llamarme a la calma, ya mismo me cruzo al kiosco en busca de unas botellas de soda y… ¿Qué será de la vida? No sé, el mes que viene les cuento… nos vemos el 7 de abril.

Julia.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Palabras de Lucas. Sobre “Los que la ligamos de arriba de vez en cuando”.

¿Qué debemos hacer cuando nos acusan de algo que no hicimos y encima, el culpable está del lado de los acusadores mirándonos y suplicando silencio con los ojos? Anoche me pasó algo muy loco, procedo a contarlo: eran las doce y media, yo estaba acostado mirando tele, a punto de caer en un sueño profundo, cuando de repente y muy sigilosamente, entró mi papá al dormitorio y me dijo:

- Lucas… me tenés que hacer un favor, pero tu mamá no se tiene que enterar…

Las palabras que dijo y el tono que usó, más que a “favor” sonaron a amenaza, y en una fracción de segundos me vi obligado a acceder al pedido sin conocer aún, de que se trataba todo el asunto. Medio que no me dejó opción, o al menos yo sentí eso con la frase clave “me TENÉS que hacer un favor”. La situación continuó con la descripción del pedido:

- ¿Viste que el sábado que viene se casa Raulito? El pibe nuevo de mi trabajo…
- Aha…
- Con tu mamá estamos invitados…
- Aha…
- Bueno, hay que hacerle una despedida de soltero…
- Aha…
- Y me encargaron a mí la organización de la fiesta…
- Aha…
- Y acá es donde entrarías en acción vos…
- ¿Yo? ¿Por? ¿Querés que me cuente un par de chistes? Ja ja ja…
- No, pavo… necesito que me ayudes a buscar la “frutillita del postre”, el “broche de oro”, la “joyita de la noche”… ¿Entendés?
- No…
- Una mina!!! Necesito que me ayudes a buscar una mina… una de esas que bailan y animan las fiestitas… ¿Entendés ahora? ¿O te lo tengo que escribir?

“Uhhhhhhhhhh”, pensé, “mi vieja me va a matar”. Estaba en una encrucijada casi de vida o muerte, pero por esa cosa de “padre e hijo”, me pareció una forrada decirle que no… y acepté.

- Bue, decime que tengo que hacer.
- ¡Grande, Luquita! Yo sabía que no me ibas a dejar solo en ésta… hijo ‘e trigre me saliste…

Sacó del bolsillo una hoja de diario doblada y la desplegó ante mí. Tenía marcados un par de clasificados que decían (copia textual, fíjense en las mayúsculas, allí es dónde está puesto el énfasis en cada uno):

1- “SOLO PARA FOGOSOS, MOROCHA simpática – Masajista – Ex promotora COM-PLE-TI-TA” (pregunta: ¿Com-ple-ti-ta?)

2- “SOFIA: bikini open, bonita, JOVENCITA y elegante. Mucho placer, para hombres exigentes. Todo sin apuros. Cariñosa y lo más lindo: ESTRECHITA. Llamame y vas a ver” (pregunta: ¿Estrechita por donde?)

3- “AMIGUITAS CALIENTES. Sin apuros, te damos masajitos por el máximo placer hasta la última gota!!! Lindas, HIGIÉNICAS, fiesteras!!” (pregunta: ¿Higiénicas con olor a Espadol?)

4- “YASMÍN: MOROCHA, 100 65 98 (medidas). ESTUDIANTE. Solo para exigentes. ¿Vos te vas a animar a conocer el placer entre el cielo y la tierra?” (dos preguntas: ¿Estudiante, eso importa? ¿No será mucho placer? A no cagarse para cumplir expectativas, eh…)

- ¿Y, Luquita? ¿Cuál te parece mejor a vos?
- Y, que se yo, Alberto… la última me da intriga… Llamá a esa.
- Cómo “llamá” a esa… Vos la vas a llamar…
- ¿Yo? Tas loco vos… Dale, Alberto, dejate de joder.
- Dale, Luquita, es lo último que te pido… dale…

Otra vez, otra encrucijada… y de nuevo acepté. ¿Quién me manda a hacerme cargo de las boludeces de mi viejo? Fuimos silenciosos hasta el comedor con los clasificados en la mano, levanté el teléfono, marqué el número y me atendió “Yasmín”:

- (Voz sensual) ¿Hola?
- Hola, ¿Yasmín?
- Si, papito… ¿Qué puedo hacer por vos?
- ¿Por mí? Nada… es para mi papá…
- Sí, claro para tu papá…
- En serio, es para él…
- Si, si, bueno, no importa… ¿Qué quiere tu “papito”?

De bien que estábamos, lo veo a mi viejo que sale cagando para el patio y acto seguido, me engancha mi vieja, hablando con esta mina y con el diario marcado en la mano. “Soy boleta”, pensé y corté.

- ¡Pendejo de mierda! ¿Qué estás haciendo? ¡Te voy a matar! ¡Era para esto la plata que me pediste hoy, que zapatillas ni ocho cuartos! ¡Alberto! ¡Alberto, vení urgente!

Mi viejo apareció muy campante, haciéndose el boludo y preguntando “¿Qué pasa amor? ¿Por qué tantos gritos?" Mi vieja estaba indignada y mientras me daba con tres dedos en la cabeza y a cada rato, explicaba desaforada ventilando los clasificados de un lado para el otro:

- ¡Mirá lo que está haciendo este pendejo, mirá! ¡Llamando a una loca de esas que salen en los clasificados de sexo! ¡Por Dios! ¡Que horror! ¡Decile algo, Alberto!

Mi viejo no tuvo otra opción (o al menos eso creyó él, porque ni se le cruzó por la cabeza desligarme de la culpa, todo lo contrario, se lavó las manos a lo Poncio Pilato) que la de cagarme a pedo como si fuera la última vez, para dejar contenta a mi mamá y para zafar sin dejar rastros de la situación. Yo me tuve que comer un garrón BIEN de ARRIBA, con el agravante de que me quitaron la plata destinada a las zapatillas y me sentenciaron a dos fines de semana sin salidas. Cómo son las cosas, no? Quince minutos antes, por esa cosa de “padre e hijo” yo le hice la gamba a mi viejo, pero cuando le tocó a él, la misma cosa de “padre e hijo” se le borró de la mente en un abrir y cerrar de ojos.
Moraleja: La cosa de “padre e hijo” no es razón suficiente para exponer el pellejo, porque los padres, a diferencia de los hijos, tienen una memoria muuuuuuuuuuy frágil.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Palabras de Noelis. Sobre “San Valentín… Yo se quien es Valentín”

En respuesta a lo que escribió Lucas la semana pasada, quiero decir que yo se quien es Valentín. Valentín es un producto del mercado que debe llamarse así en honor al oportunista que lo inventó y a quien toda una sarta de “enamorados” le rinden culto económico en nombre del amor. Tal cual este señor lo debe haber planeado, todos los años una tropa desbocada sale a comprar desde chocolates hasta productos de los más costosos, para satisfacer las necesidades afectivas de sus parejas. El amor tiene lugar a festejo una vez al año y bien gracias, el resto de los días son insignificantes, y la cotidianeidad, que es la que permite construir una dupla sólida, queda obsoleta. ¿Dónde se ha visto semejante pavada? Respuesta: aquí señores, en este mundo. El amor también es una mercancía que podemos obtener con dinero o en caso contrario, perderlo si no le destinamos un monto determinado en este día taaaaan “especial”, porque no es cuestión de arreglar la situación con una florcita robada de un jardín, eh… Todo se mide en función de los regalos: mientras más invertimos, más queremos… aquí eso de “la intención es lo que cuenta” no corre. Tampoco vale obsequiar amor, si al amor ya lo tenemos!!! ¿Para qué queremos más amor? Si lo que nos hace falta es un anillo, o un vestido, o un collar, o un celular, o un auto… Que nos vienen con más amor!!! Si no lo podemos usar, si no lo podemos lucir y si no nos deja ningún beneficio. ¿No les parece que se han desvirtuado un poquito las cosas? Es como los que se casan y se preocupan más por la fiesta que por la unión de por vida; además, el estrés de que todo salga bien es tan grande que no ven las horas de que pase de una buena vez por todas. El amor no se llama San Valentín se llama amor y punto. En el último de los casos lleva el nombre de la persona que elegimos tener al lado, en la que depositamos nuestro afecto, y no se festeja el 14 de febrero, se festeja cuando se lo merece y se padece también cuando se lo merece. ¿O creen que todo es rosa? De ninguna manera. Hay momentos en los que pensar en un festejo agobia más que una crisis, hay momentos en lo que no se puede festejar porque no hay ganas de hacerlo, sea 14 de febrero o 2 de otoño. Basta de querer hacer una réplica de las novelas con nuestras vidas, esos amores no existen, no tienen lugar en la realidad y por eso están donde están: en la tele, en un mundo de ficción. Los amores que conviven con nosotros, los tangibles, los reales, son aún mejores que los novelescos. ¿Por qué? Porque sobreviven a pesar de no ser rosados, porque no son “ideales” y siguen teniendo vigencia, porque van más allá de un festejo o un regalo, porque siguen en pie con lo bueno y con lo malo, esos son amores de verdad. Basta de aspirar a cuentos de hadas en los que las cosas salen siempre bien, el amor se hace fuerte con lo bello y con lo que no lo es tanto, si todo fuera fácil lo construido sería débil, efímero y aburrido. ¿Cómo reconocer la alegría si nunca hemos sentido su contrapartida? Las victorias tienen un sabor especial cuando nos ha costado obtenerlas. Hay que hacerse amigo de la cotidianeidad y no sentirla como monotonía, porque si nos aburrimos o si dejamos de querer, no es culpa de ella sino de nosotros como pareja. Habrá momentos de éxtasis ilimitado y de llanura pampeana también… eso es el amor, elegir a alguien como viene de fábrica, sin necesidad de resignarnos a eso, solo aceptando que nos hemos enamorado del combo y quizás al cambiarlo, ya no nos guste tanto… he dicho.

martes, 10 de febrero de 2009

Palabras de Lucas. Sobre “San Valentín… ¿Alguien sabe quien es Valentín?”


No sé si porque se acerca el Día de los Enamorados y todos hablan de eso, y hacen planes con sus novias/os, y andan revolucionados escupiendo mariposas, pero estos días me he puesto melancólico, cachondo. Me he preguntado una y otra vez, qué coño será el amor… supongo que porque nunca lo sentí. He tenido mis “noviazgos” (si así se puede llamar a las relaciones que me duraron apenas unas tres semanas… o cuatro), pero nunca he sentido las mariposas de las que tanto habla la gente por estos días. Yo sé que soy chico y que ya tendré oportunidad, pero a veces me dan unas ganas de enamorarme, de ponerme medio boludo, de tener al lado a una persona que me haga hacer esas cosas de las que reniego constantemente, como por ejemplo: perderme el estreno de la última de Tim Burton con sonido dolby digital 5.1, porque a ella se le ocurrió planear una cena de presentación con sus viejos, o tener que chuparme a Alex “un vago” haciéndose pasar por un cieguito que le canta a una mina “…aunque no te pueda ver… la la la, la la la, la la la”. Que se yo, a mi todavía no me pasaron esas cosas, y me parece que no estoy tan loco por querer que me pasen. Todo el mundo habla del amor, escriben sobre él, le cantan canciones, como si tuviera vida propia y por ahí debe venir la mano, pienso. Debe ser tan importante, tan grande, que todos lo tratan como si fuera una institución o alguna celebridad, hasta nombre tiene: Valentín… ¿Cómo no voy a tener ganas de conocerlo? Yo veo que todo tiene que ver con él: si alguien anda contento por la vida, regalando alegría y haciendo buenas obras, seguro está enamorado; si alguien está triste, de mal humor, desganado, seguro lo perdió; si la abulia forma parte su vida, todo le da lo mismo y es como el agua bendita (no hace ni bien ni mal), seguro todavía no lo ha encontrado; el amor mueve al mundo y no es joda, eh… los que no lo tienen lo buscan, los que lo perdieron lo lloran y los que son afortunados tratan de conservarlo. Debe estar bueno tener a esa “media naranja”, que no se si existirá, yo pienso que en algún lado está ese alguien más parecido y menos diferente a lo que uno espera, esa persona que nos calza justo (o casi) con lo bueno y lo malo que tenga. Obvio que no la vamos a encontrar de una y que cuando la encontremos, posta va a tener algo que no nos guste, pero lo importante es que no nos importe (valga la redundancia), porque es la pieza que nos completa, que nos equilibra. Me imagino que no debe ser todo color de rosa, ni fácil, pero debe estar bueno permanecer con alguien a pesar de los desengaños y desilusiones, seguir eligiendo a una persona por más que la queramos matar en algunas ocasiones. Yo creo en el amor aunque todavía no lo conozco, creo por lo que me han contado, por lo que veo y por como lo deseo. Creo y espero no dejar de creer nunca, para no perder las ganas de buscarlo, encontrarlo y conservarlo. ¡Feliz día para todos los afortunados!

martes, 3 de febrero de 2009

HOY ME TOCA A MÍ… Palabras de Julia. Sobre “Lo que uno espera…”

Como bien lo dice el título de esta especie de sección, hoy me toca a mí. He decido escribir el primer martes de cada mes, sin personajes intermediarios. Amo a Noelis y a Lucas, pero a través de ellos no puedo hablar de ciertas cosas ni puedo expresarme con total libertad, puesto que cada uno tiene un lenguaje determinado y expresiones que marcan la personalidad de uno u otro. Por ejemplo, a ninguno le queda muy bonito andar diciendo una puteada detrás de la otra (como lo haría yo en momentos críticos). Con cada texto, cada aparición, fueron “creciendo” y fueron desarrollando una forma de pensar y ver las cosas, que hoy determina sus posibilidades y limitaciones expresivas; se adueñaron de una manera de hablar y de reflexionar que llegó a identificarlos y a diferenciarlos de otros personajes, incluyéndome a mi. Este desafío, el de ponerme en la piel de un adolescente o de una mujer de 60 años, cada uno con características particulares, me ha dado la posibilidad de jugar a ser otra persona; no obstante, es una tarea inventiva bastante cansadora y me trae al cuerpo, la necesidad de volver a ser yo en algunas ocasiones. En consecuencia, aquí me tienen, hablando desde mí, lisa y llanamente (no solo mis personajes ansían catarsis). Dicho esto, hoy tengo ganas de hablar sobre lo que uno espera… de la vida, de la gente, de los afectos, de las relaciones, del tiempo, de uno mismo. Debo aclarar que no tengo un buen día y existen grandes posibilidades de que ráfagas de escepticismo azoten estas palabras.
Lo que uno espera (léase: expectativas, proyecciones, deseos, etc.), rara vez se mide en función de los hechos o de las personas que tenemos enfrente. Siempre que uno espera algo, lo difícil no es esperar, sino ver las cosas como son realmente. No al pedo existe el dicho “NO LE PIDAS PERAS AL OLMO”, pero no es fácil entender que al olmo hay que pedirle lo que el olmo puede dar, porque a veces, lo que el olmo da no es lo que necesitamos o esperamos de él. La cuestión empeora, cuando esperamos que el olmo haga lo que nosotros haríamos frente a una situación puntual y ese es un error que cometemos a menudo: juzgamos a los demás a partir de lo que somos y no de lo que son ellos verdaderamente. Es complicado ver a los otros como son y más complejo es todo, cuando idealizamos a alguien y le quitamos el carácter de ser humano, cuando lo pensamos de una manera y al final, resulta ser otra cosa. Ahí es cuando aparece la desilusión… y como la remontamos???? Yo no lo sé, si lo supiera tendría el 80 por ciento de mi vida resuelta. Supongo que la mano viene por el lado de la humanización (léase: atribuirle a las personas el derecho de equivocarse, pues, “ERRAR ES HUMANO PERDONAR ES DIVINO”). Esto de esperar, no solo se aplica a las personas, sino también a los hechos. ¿A quién no se le frustró algún plan alguna vez? ¿Quién no se dio la cabeza contra la pared de la realidad? A mí, últimamente me pasa bastante seguido. Y la primera reacción que tengo es la de preguntarme qué mierda hice mal, si tenía todo fríamente calculado o al menos eso fue lo que yo creía. Error de nuevo, que viene de la mano del exceso de ilusión, deseo o como quieran llamarlo. En el afán de cumplir un sueño, uno se olvida de que en realidad está soñando, no solo el resultado final sino el escenario completo, y cuando nuestros piecitos pisan tierra firme, cagamos: vemos las limitaciones de lo real, nos despertamos despavoridos, le echamos la culpa a la vida que nos ha tocado vivir y lloramos desesperados, cual un nene al que le roban el chupetín. Con esto no digo que los soñadores somos todos unos pelotudos, porque sin sueños estamos fritos, sin sueños no hay lugar a donde ir o a donde llegar. Lo que quiero decir, es que, ya que tenemos la posibilidad de soñar despiertos, aprovechemos la ocasión y pispiemos un poquito el panorama antes de tirarnos de cabeza a la pileta de las pretensiones y los proyectos, para no rompernos la cabeza, para no ahogarnos en las aguas del fracaso. Conclusión: ejercitemos la visión, agudicemos la percepción y démosle a cada cosa el valor que tiene y a cada persona la posibilidad de ser lo que es, ni más ni menos. Nos vemos el martes 3 de marzo…

Julia.