martes, 27 de enero de 2009

Palabras de Noelis. Sobre “Suscribo a…”

A lo largo de nuestras vidas, en algún momento, seguramente nos hemos topado con la necesidad de utilizar enunciados tales como: “adhiero a…”, “estoy de acuerdo con…”, “apoyo la moción de…”, frente a alguna opinión ajena que compartimos. Yo prefiero utilizar el término “suscribo a…”, porque creo que hay con el resto de las expresiones de esta magnitud, una marcada diferencia. Comencé a hacer uso de este término porque para mí, “suscribir”, es como hacerse socio de algo, como pactar un acuerdo, como anotarse en una lista para formar parte de una entidad. Me da la sensación de que así, uno se compromete mucho más con los juicios de los demás que nos resultan atinados. Debo confesar, que el origen de dicha expresión no es mío, sino de una gran amiga a la que suelo (confieso nuevamente) robarle ciertas frases muy ocurrentes. En fin, ya explicado ésto, me veo en la obligación de decir que hoy “suscribí” a algo que hizo mi hija mientras disfrutábamos de un día de pileta. Después de almorzar todos juntos, como de costumbre, decidimos pasar la tarde en el club, porque el calor nos estaba fritando las pocas neuronas que quedaban funcionando. Armamos el equipo de mate, pusimos en el bolso un par de toallas y el bronceador y partimos hacia allá, ella, mi nieto de 8 años y yo. Llegamos, nos ubicamos en la única mesa que quedaba libre (al rayo del sol, por desgracia) y desesperadas por un chapuzón nos fuimos ciegas a la pileta. Una súper población de niños había copado las instalaciones, por lo que nos quedamos en un rinconcito soportando los salpicones de los mocosos, que tomando gran carrera se arrojaban al agua como bolsas de papas. En eso, de bien que estábamos charlando, la veo a mi hija que se levanta como una tormenta eléctrica diciendo: “No puede ser, mira el bañero… la pileta llena de críos tirándose y él, dale que va con los mensajitos de texto… yo me voy a quejar”. Y allí fue, llevada por el demonio, a hablar con la que cobra la entrada. “Oiga, señorita”, la gordita se sacó los auriculares y la miró desorientada, “¿Sí?”, le dijo. “Mire al bañero”, siguió indignada mi hija. La gordita se dio vuelta, “¿Qué tiene?”, le dijo despreocupada. “¿Cómo que tiene? ¿No ve que está más preocupado por el celular que por cuidar la pileta?”. La gordita la miró más despreocupada y le dijo, “¿Y?”. “¿Y?” le respondió mi hija más enojada aún, “¿Le parece normal que alguien que tiene la obligación de cuidar a todos estos pibes esté pelotudeando con el celular? ¿Me quiere decir como hace para estar atento a las dos cosas en simultáneo? Mire, mire... ahora lo llamaron, está hablando por teléfono y encima mira para otro lado… ¿Tendría la amabilidad de decirle que haga bien su trabajo?”. Hecho el reclamo, mi hija volvió a mi lado y la gordita fue a hablar con el bañero. Desde donde estábamos, la conversación que ellos mantenían parecía ésta:
- Mira, Pepito, ¿ves aquella chica de malla a lunares? No mires ahora, hacete el boludo y disimulá. Dice que estás déle que va con el celular.
- ¿Cuál? ¿Dónde?
- Allá, en la esquina de la pileta. No mires, se va a dar cuenta. Es una histérica, escondé el celular hasta que se vaya, así no jode más.
- Pero si no hice nada. ¿Qué tiene de malo hablar por celular?
-Nada. Pepito, nada. Dice que se te va a ahogar algún chico. ¿Podés creer? Es una exagerada.
- De una, loco, si yo puedo caminar y mordisquear… chupar… ¿Cómo era el dicho del chicle?
- Masticar chicle y caminar, Pepito.
- Ah, ja, si, si, eso… ho ho ho.
La cuestión es que el muy turro, dejó el celular hasta que le volvieron a hablar. El reto duró menos que un suspiro. Con mis hijas nos fuimos pensando en no volver. Hay momentos y momentos para hacer las cosas. Cuando uno tiene una responsabilidad tan grande, el menor descuido puede ser trágico y si la suerte no está de nuestro lado, las cosas se pueden poner feas. Así que, suscribo a poner en vereda a los pavotes que pavean (valga la redundancia) con el celular mientras están haciendo algo importante (léase importante: cuidar chicos en una pileta, manejar un vehículo en la vía pública o dictar una clase); suscribo a la gente que se queja de esas personas; suscribo a los que hacen algo para mejorar la situación; suscribo a mi hija que no se calla nada; suscribo a los que hacen valer sus derechos; suscribo a los que hacen las cosas como las deben hacer; suscribo a los cautelosos; a los responsables; a los que ven más allá de sus narices y a los que se preocupan por los demás; y suscribo a los que suscriben, porque significa que te han escuchado y que quieren hacer de este mundo un lugar mejor… he dicho.

P/D: Ah!!! Y suscribo a Lucas y al día Titanic… quien no ha tenido uno… o varios?

6 comentarios:

Jorge dijo...

Hola.Muchas gracias por pasarte por mi blog.
Me gusta el tuyo,muy interesante. Te seguiré de cerca...Besos

Javimetal dijo...

¡Qué sorpresa! Me SUSCRIBO a este blog. Había leído tu escrito que salió publicado en El Diario y me sorprendí.
Quizás tengas razón en el desmedido e inapropiado uso del celular pero no puedo opinar demasiado porque también lo uso en momentos que no debo.
Saludos!!!

Silvia Alicia en el país... mayor dijo...

SUSCRIBO AL COMPROMISO del escrito!!! vamos chica !!!1

Pablo dijo...

Saludos... de un holograma a otro, eso me encantó.

Joan Tristany dijo...

completamente de acuedo contigo
muy bueni
Joan

Carlos Gustavo Arcos dijo...

Saludos desde Ecuador !!!! Y pues me SUSCRIBO de hoy en adelante a este blog, muy buena forma de redactar que hasta me he reido imaginando la cara de los pavos y la gordita jajaja.

Pues bien como me gustan las historias, he aqui como he llegado y he aprendido a utilizar la frase "Me Suscribo a" en mis redacciones de hoy en adelante.

Buscando y leyendo por qué la razon de terminar una carta con esta frase y entender mas a fondo cómo utilizarla y, aun mas que no se viera mal utilizada en ella, pummm !!! me despertó la historia de tu hija en la pileta. Pues te dire muchas gracias porque ya estaba a punto de dormirme con tanta explicacion seria y estar a un paso de apagar mi ordenador.

Pues esto me hizo caer en cuenta que es muy grato saber que, en tu caso tu nena, hay personas que todavia valoran el sentido del respeto hacia otros y te felicito por la eduacacion y valores que inculcas en tu hogar.

Todos absolutamente todos deberiamos pedir que se respeten nuestros derechos..... en esta historia una pileta llena de niños, todos traviesos y sin control. Hago una pregunta, llevarias a tu hij@ a una escuela sin control ????. Parecerá muy extremista mi punto de vista pero asi como pides que guien a tus nenes en la escuela asi mismo deberias exigir que hagan su trabajo en una "simple pileta" y que se dejen de ser tan cara duras. O acaso cuando pagas el boleto de entrada te dicen ... "Peligro el cuidador solo se la pasa en el celular con sus boberias y debes estar cuidando tanto a tu hijo como a los demas"

Aqui termino con mi sermon jajaja. Muchos abrazos y saludos nuevamente a tu nena, me saco el sombrero por su actitud.